Cibeles

Detalles de la joya artesanal

Inspiración

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Desde los albores de la civilización muchas culturas del mundo han identificado el concepto de Tierra con la imagen de una madre creadora, una deidad cuidadora de todo ser animal, vegetal, humano y divino. 

Entre otras: Astarté para los fenicios, Ishtar en Mesopotamia, Hathor para los egipcios y Kubeleya para los frigios.

El orígen del culto de Cibeles se remonta al neolítico, cuando en la región Frigia - la actual Anatolia - se la empezó a venerar primero como Agdistis/Atargatis y luego como Matar Kubeleya (“madre de las montañas”). 

Su efigie primordial era la Piedra Negra de Pesinunte, un betilo que se decía haber caído directamente del cielo. Siglos más tarde la diosa pasó al panteón griego y fue identificada con Rea, madre de los dioses del Olimpo. En el año 204 a. C. los romanos trajeron a Roma la Piedra Negra introduciendo en su imperio el culto de la diosa bajo el apodo de Magna Mater (“la Gran Madre”) y, más tarde, Cibelis, del griego antiguo Κυβέλη

En la iconografía más reciente Cibeles está montada en un carro tirado por dos leones: Hipómenes y Atalanta. Dos amantes que, cuenta la leyenda, profanaron con su pasión un templo dedicado a la diosa y que, por eso, fueron convertidos en bestias y condenados a no poder mirarse entre sí aun estando juntos para la eternidad. 

El culto de Cibeles es antiquísimo y son muchas y muy diferentes las versiones de su mito. Sabemos por ejemplo que los ritos romanos en su honor eran muy sangrientos y que preveían la castración de sus sacerdotes - los Galos - en recuerdo de Atis: el sirviente de la diosa que se autoemasculó para asegurar la fertilidad de la tierra.

A ese respecto, algo que quizá muy poco se conoce sobre Cibeles es que, por mucho que fuese una madre, es decir una mujer, en realidad, en su culto más antiguo de Pesinunte era considerada una deidad hermafrodita (Atargatis o Agdistis), y eso porque creó todo ser natural a solas.

En efecto, si nos fijamos, la naturaleza es imposible de encasillar y tampoco puede tener género ni límites. Fuimos nosotros, los seres humanos, quienes establecimos por convención lingüística que una montaña es femenina y que el río no lo es. 

Y todo ello tal vez nos de mucho que pensar sobre el poder de las palabras en nuestros patrones sociales.

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Motivos decorativos

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Para el perfil de Cibeles nos inspiramos en la fuente majestuosa dedicada a la diosa en el corazón de Madrid: la Fuente de Cibeles o “La Cibeles”, tal y como la llaman afectuosamente los madrileños.

Los bajorrelieves grabados en el gancho de esta joya artesanal traen inspiración en los propios motivos decorativos del carro de la diosa y representan dos espigas de trigo, símbolos de fecundidad y fertilidad.

Por último, reinterpretamos la corona que Cibeles lleva puesta en la estatua original. Una corona con forma de torres que remarca su divina fortaleza y su rol como madre protectora de la ciudad y de sus fortificaciones.

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Significado

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Nuestra colección Cibeles quiere celebrar el concepto de maternidad bajo todas sus manifestaciones. 

Desde el hecho de ser madre biológica o adoptiva, hasta las manifestaciones más diferentes del instinto maternal que todo ser humano puede experimentar, independientemente del hecho de tener hijos o de ser mujer. 

En efecto, como vimos arriba, en su culto más antiguo Cibeles no tenía género, y eso porque la maternidad en su concepto más áulico no abarcaba solo la procreación sino más bien el cuidar la vida de los demás.

La sociedad digital nos aleja física y psicológicamente cada día más, no solo el uno del otro sino también de la propia naturaleza que nos acoge generosamente.

Por eso, cuidar de los demás, de nuestros seres queridos, de una mascota, de las amistades, de una pareja, del medio ambiente, de los alumnos, de los más frágiles, de un sueño, de un proyecto… todo ello y mucho más, puede abarcar de alguna forma el concepto universal y más profundo de maternidad

De hecho, según los estudios etimológicos el término madre deriva del sánscrito mātṛ, cuya raíz - ma - significaba medir, organizar, preparar y cuidar. De allí surgieron palabras como mano, metro, mente, materia y matriz, entre otras. En la sociedad indoeuropea mātṛ era quien tenía la función de cuidar de la vida del otro teniendo como límites solo la materia y el tiempo inexorable que nuestra existencia nos proporciona. 

Así que queremos que esta joya hecha a mano sea un himno a tu maternidad, sea cuál sea tu forma de expresarla a lo largo de este tan maravilloso como difícil recorrido sobre nuestra tierra. 

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