Para el diseño de esta colección nos inspiramos en la mitología griega y, más en concreto, en uno de los episodios más emblemáticos de la Odisea: el encuentro entre Ulises y Polifemo.

La leyenda cuenta que dentro de una cueva en las laderas del volcán Etna de Sicilia vivía el cíclope Polifemo, hijo del dios de los mares Poseidón. Los cíclopes de Homero eran gigantes terroríficos, salvajes y caníbales. Tenían un solo ojo en medio de la frente, lo cual simbolizaba su imposibilidad de ver el mundo bajo otra perspectiva que no fuese violencia, incivilidad y falta total de humanidad.

Cuando Ulises llegó a Sicilia se adentró en la isla con una docena de compañeros en búsqueda de víveres y, encontrado un rebaño de ovejas al abrigo de una cueva, decidió entrar para comer y recuperar fuerzas. 

Polifemo, de vuelta a la caverna, viendo que unos ladrones estaban saqueando su hogar, cerró la entrada con una roca gigante, atrapó a los humanos y se comió a dos de ellos. Pues Ulises urdió un estratagema. 

Como señal de hospitalidad, ofreció un odre con un poderoso vino al cíclope quien, una vez ebrio, cayó en un sueño profundo. Entonces, el héroe griego y sus compañeros cogieron el tronco de olivo que Polifemo usaba como bastón para convertirlo en una estaca puntiaguda y clavarla en el ojo del gigante. 

Mientras Polifemo, ahora ciego, se quedará en su caverna prisionero de un mundo violento y cerrado, Ulises, recuperada la libertad, podrá retomar el rumbo a Ítaca.

Pese a las muchas peripecias con las cuales todavía tendrá que enfrentarse a lo largo de su viaje, gracias a su intelecto, su civilización y, sobre todo, su visión del mundo libre, Ulises sabrá resolver cada dificultad aparentemente imposible y, consciente de su potencial humano, finalmente conseguirá alcanzar su meta.

El motivo decorativo del ojo ha sido desde siempre un elemento constante en muchas culturas del mundo: desde el Ojo de Horus o Udyat de los egipcios, hasta los símbolos masónicos más recientes. 

Por ejemplo: el nazar, conocido también como “ojo turco” es, quizás, el amuleto más famoso del mundo. La palabra nazar es de origen árabe y significa “vista, ver”, y eso porque se cree que protege a quien lo lleva de las miradas malvadas, del mal de ojo. 

Para esta joya artesanal nos inspiramos en concreto en los oftalmoi: ojos apotropaicos que los griegos pintaban en la proa de sus trirremes para obtener el favor de los dioses antes de zarpar hacia las aguas del Mediterráneo.

En cambio el trébol que está alrededor del ojo quiere imitar la forma de tres conchas y se remonta a uno de los ejemplos más maravillosos y representativos de todo el arte siciliano: La Capilla Palatina de Palermo.

En los mitos griegos y romanos, las conchas representaban el útero materno y eran símbolo de prosperidad, fertilidad y, sobre todo, de renacimiento. 

Un ejemplo clásico es el uso de una concha en la iconografía de la diosa Venus o Afrodita, que, según varias hipótesis, tendría una conexión directa con la “Concha del peregrino”, símbolo de uno de los recorridos más importantes hacia el renacimiento espiritual: el Camino de Santiago. 

En El nacimiento de Venus de Botticelli, por ejemplo, la concha simbolizaba el triunfo del amor y de la compasión, es decir, de lo espiritual sobre el egoísmo y lo terrenal. Era el renacer de una persona, su resurrección, su iluminación.

Nuestra colección Ulises quiere ser un homenaje a la libertad y manifiesta la importancia de ver tanto el mundo como la vida bajo una perspectiva renovada, abierta y libre. 

El ojo cándido que ves en el centro de la joya artesanal ya no es el del cíclope mal predispuesto y ciego hacia la sociedad, sino el de Ulises, el ser humano iluminado que consiguió huir de esa cueva oscura para abrazar la luz del mundo sin perjuicio, con curiosidad y ejerciendo su libertad.

Queremos que esos “ojos” que lleves puestos en tus lóbulos sean faros hacia tus metas y que te empujen a avanzar siempre adelante, a toda costa y pese a las dificultades que puedas encontrar.

Siempre valiente, siempre adelante, siempre libre.